Repasando la obra del fotógrafo Erwin Blumenfeld, observo las influencias que ha ejercido en infinidad de creaciones artísticas de todo tipo, sin ir más lejos, el último álbum de Madonna, “MDNA”, utiliza la innovadora técnica de textura de vidrio fragmentada en columnas, que da como resultado unas fotografías espectaculares. Blumenfeld introduce en sus obras elementos del surrealismo y dadaísmo así como una sofisticación y elegancia inauditas para la época.
Este artista adelantado a su tiempo, nació en Berlín en 1897, en el seno de una familia burguesa judía, tuvo su primera cámara con sólo 10 años y aprendió fotografía de modo autodidacta. No tardó en unirse al revolucionario movimiento Dadá, que acababa de surgir, junto a Georg Grosz. Al terminar la primera guerra mundial se trasladó a Holanda, en ese momento sus trabajos fotográficos consistían en material contra los nazis y fotomontajes dotados de carácter experimental, para lo que empleaba solarizaciones, combinaciones de negativos, escenificaciones y otros procedimientos que situaban su obra en el movimiento surrealista.
En 1936 se traslada a París y comienza a trabajar en la revista Vogue francesa. Un tiempo después, debido a su origen judío, es encerrado en varios campos de concentración franceses. Años más tarde, conseguiría huir junto a su familia a los Estados Unidos. Se asentaría finalmente en Nueva York. En esta ciudad no tardaría en convertirse en el más cotizado por los directores de arte y editores de la revista Vogue americana, para quienes realiza varias portadas desde 1944, destacándose de la tradicional fotografía «purista» estadounidense. A partir de 1955 cansado de la superficialidad de la moda vuelve a concentrar su trabajo en los desnudos y los paisajes. En 1969 muere en Roma, durante unas vacaciones.