La última superviviente del Nostromo vino a vernos

Sigourney Weaver

Susan Alexandra Weaver nació el 8 de octubre de 1949 en Manhattan, Nueva York, supongo que a muchos de vosotros este nombre no os dice nada, pero si os digo que esta mujer ha dado vida a la Teniente Ellen Ripley, no cabe duda de que estoy hablando de la brillante actriz Sigourney Weaver. Es alta, muy muy alta, ya desde pequeña su estirón puberal fue algo desproporcionado con respecto al resto de sus compañeros de clase, lo que no la libró de infinidad de burlas que hacían referencia a su estatura. Una jovencísima Weaver impresionada tras leer El gran Gatsby cambio su nombre de Susan a Sigourney y ahí podemos decir que comienza la carrera cinematográfica de esta elegante y disciplinada actriz. Sé que me repito, pero es que esta mujer siempre me ha parecido muy elegante, tanto en sus interpretaciones como en su vida privada, supongo que la ascendencia inglesa por parte de madre, la actriz Elizabeth Inglis, la dota de ese halo de elegancia atemporal de las actrices británicas. Algo de todo esto tuvo que ver en la joven Sigourney, un avispado y ya muy prolifero director que confió en ella para un pequeño papel en “Annie Hall”, estoy hablando, por supuesto, de Woody Allen.

Después de esta interpretación llegaría a su vida el papel que la catapultaría a la fama mundial, la suboficial de vuelo del Nostromo, Ellen Ripley, en la película “Alien, el octavo pasajero”, del, también británico, Ridley Scott. Sigourney Weaver, en ese momento no era consciente de que se había convertido en un icono absoluto del cine de ciencia ficción, icono posteriormente corroborado con su participación en la secuela de James Cameron, “Aliens”. La teniente Ripley rompía los cannones establecidos en este género cinematográfico, se convertía en una especie de heroína que desbancaba a los Rambos y Terminators del momento, y sin darse cuenta, hacía florecer un cierto feminismo en la industria de Hollywood. Una mujer, una guerrera, sin perder su sofisticación, conquistaba el cine de Acción. Posteriormente ha sido denominada, más bien proclamada, como la reina de esta categoría de películas.

Una muy inteligente Sigourney, supo lidiar y hacer frente a su álter ego y desligarse de este roll adquirido de súper woman, para ofrecernos interpretaciones con registros muy diferentes. Imposible no hablar de Dana Barret, la intelectual chelista primera cliente de unos Cazafantasmas algo desprestigiados en un principio. La cándida Dana pasa a una sensualidad y sexualidad pasmosa al convertirse en una posmoderna Guardiana de la puerta. Creo que todos los jóvenes de mi generación nos enamoramos de esta Sigourney Weaver. Posteriormente las sesiones de fotos con el gran Helmut Newton nos mostraban el glamour y seducción que desprendía esta bellísima mujer.

A finales de los años 80, la carrera de la Weaver esta prácticamente consolidada, siendo premiada el mismo año con dos Globos de Oro, a mejor actriz por su interpretación de la zoóloga estadounidense Dian Fossey y a la mejor actriz de reparto por su papel de la frívola Katharine Parker en “Armas de mujer”.

Durante la década de los noventa no puedo dejar de destacar dos películas de esta gran actriz neoyorkina, muy diferentes, pero a las que les tengo un gran cariño, “La muerte y la doncella” de la mano de Roman Polanski, un largometraje de suspense magistral y “Copycat” un thriller en el que destacar un soberbio mano a mano interpretativo entre la Weaver y Holly Hunter.

Hace unos días se le otorgaba el premio Donostia a toda su carrera en el Festival de cine de San Sebastián. Alta y grandiosa volvía a pisar esta ciudad de la mano del director español Juan Antonio Bayona, con el que nos presenta una de sus últimas interpretaciones, “Un monstruo viene a verme”. Como ya digo, no era la primera vez que iba a San Sebastián, y como dijo en alguna ocasión, esta ciudad ya le había encandilado cuando vino a hablarnos de su Ripley y de su Octavo Pasajero. Qué placer que vengas a vernos, qué placer seguir disfrutando de tu arte. Enhorabuena querida Sigourney.

 

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