El 5 de noviembre de 1913 nacía en Darjeeling, India británica, Vivian Mary Hartley. Por ese entonces, nadie podía imaginar que llegaría a ser una de las mujeres más famosas y admiradas del mundo. La figura de esta gran actriz de ojos verdes infinitos está profundamente ligada al personaje de Escarlata O’Hara, y es que este papel de carismática heroína sureña, en “Lo que el viento se llevó” es, a mi parecer, la esencia interpretativa, el papel perfecto que toda actriz ansiaría lograr.
Antes de llegar a este momento, totalmente destinada para ello, Vivien ya desde muy joven, había demostrado cualidades muy notables para la interpretación. A los 18 años se inscribió en la Academia de Arte Dramático de Londres, y a los 19 años se casó con el abogado Leigh Holman, cuyo nombre usó como apellido artístico, Vivien Leigh. Años más tarde, sigue estudiando actuación y daría a luz a su única hija, Suzanne. Esta precoz y aparentemente estable vida familiar duraría muy poco. La fuerza impetuosa de esta mujer, sus ansias e inquietudes de crecer en la profesión y, un motivo más arrollador, conocer a Laurence Olivier, que como dirían en México, le movió el piso por completo, arrasó con esa idílica estampa familiar, enamorándose perdidamente de él y viceversa. Ambos dejaron sus respectivos matrimonios y cuando a Olivier le ofrecieron protagonizar “Cumbres Borrascosas” en Hollywood se fue con él.
La Leigh, como buena británica, siempre destacó en teatro, adoraba trabajar en los escenarios. Rápidamente fue elegida para interpretar a Ofelia, en la adaptación teatral de la obra de Shakespeare, Hamlet. Allí trabajó bajo la dirección de Olivier. Vivien y Laurence Se casaron en 1940 en una sencilla ceremonia a la que acudió como testigo Katharine Hepburn.
Por esa época, las más aclamadas actrices hacían sus pruebas para conseguir el papel más codiciado de la historia, encarnar a Escarlata O´hara. Lucille Ball, Carole Lombard, Paulette Goddard (una de las favoritas), Bette Davis (quien rechazó el papel por haber interpretado magistralmente un año antes Jezabel) y Katharine Hepburn son algunas de las actrices que se barajaron para tan ansiado trabajo interpretativo. Casualidades y la fijación de George Cukor, director que inicialmente iba a dirigir la película, hicieron que Vivien terminara siendo la protagonista indiscutible de “Lo que el viento se llevó”. Este trabajo la catapultó a la fama mundial haciendo de ella una de las actrices más reconocidas de todas las épocas. Tiempo después afirmaría de este personaje: Espero tener una cosa que Escarlata O’Hara nunca tuvo… “sentido del humor”. Quiero algo de alegría fuera de la vida y ella era una cosa que espero yo no ser nunca… “egocéntrica”. Cuando Escarlata quería algo de la vida tramaba como obtenerlo. ! Era su problema! Yo meto la cabeza sin pensar. !Es mi problema!
A pesar del gran éxito que cosechó, Vivien seguiría prefiriendo el teatro, y posteriormente sólo participó en algunas películas, entre las que destaca “Un tranvía llamado deseo”, realizada a partir de la obra homónima de Tennessee Williams.
Cientos de premios, entre los que se incluyen dos Oscar y un paralelismo, de mujer fuerte y desdichada, con Scarlata tiñeron la vida de esta gran mujer. Azotada por una enfermedad, en esos momentos desconocida, trastorno afectivo bipolar crónico. Nunca aceptó esta dolencia y jamás toleró ver a un especialista. Vivien Leigh murió por causas de la tuberculosis en su apartamento de Londres. Sin embargo su hija Suzanne siempre ha sostenido que su madre se suicidó de forma indirecta… La tuberculosis que padecía Vivien había sido detectada años antes de su muerte. Nunca se la curó del todo, solo tomaba la medicación cuando se sentía mal, fumaba en cantidad, bebía muchísimo alcohol y jamás se cuidaba de las temperaturas. Por eso es por lo que Suzanne asegura que su madre se suicidó sin darse cuenta que lo hacía. Como de costumbre los grandes nos dejan muy pronto; se me ocurren miles de papeles en los que Vivien hubiera estado maravillosa, pero hoy estoy muy cansado, ya lo pensaré mañana…